AYER TENÍA SENTIDO, HOY SE DESMORONA





Siempre pensó que no necesitaría a nadie, con ese falso orgullo de autosuficiencia, lo de falso lo he añadido yo, ella no era consciente aún, tan falso como que su estación favorita era el invierno mientras que envidiaba profundamente a la traicionera primavera, que nunca le regalo un amor correspondido.

Hasta que un día toco fondo, su soledad se le antojo una cárcel, la sensación de pasar desapercibida dio paso a la cruel realidad de ser ignorada, la ginebra deleite del final de una larga jornada paso a ser una seria y mala adicción, de considerar su vida tranquila paso al estatus de mediocre, su estilo natural se tornó en una cómoda e inadecuada dejadez.

Y así, un día ahogada en lágrimas, soledad y ginebra, una grotesca negrura empezó a devorarle las entrañas.
¡Mira a tu alrededor! Capta la luz, los colores, el azul del cielo, la transparencia del agua, las majestuosas montañas, pero sobre todo mira cuanta gente sonríe, sí, sonríe a pesar de que su vida sea una travesía con el viento en contra, pero izan sus velas de férrea voluntad que les permitan avanzar o en el peor de los caso no retroceder.

Cogió el teléfono y marco: Doctora Esperanza, estoy preparada para la primera de muchas citas.
El camino seria largo, pero había superado lo más difícil: dar el primer paso. 





Pon en mi soledad los pies ligeros de tus dichas. (Jacobo Fijman)

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