Estaba haciendo limpieza en todo mi material de trabajo, tantos apuntes, esquemas, ejercicios, exámenes, tanto acumulado de tantos años, muchos ya no los utilizo, están obsoletos y cuando los voy a eliminar, ese mensaje ¿está seguro que desea eliminar el archivo? Y entonces, la duda, ¡tanto trabajo¡ a pesar de que se que es inservible y si alguna vez vuelvo al tema tendré que reestructurarlo entero para que sea eficiente… Y eso me hizo pensar que e n la vida es igual, llega el momento de cerrar puertas, sobre todo (o quizás debería decir únicamente) cuando hay etapas que no te dejan avanzar, te inmovilizan, te estancan, pero no se trata de dar un portazo (léase portazo como sinónimo de ira, rencor, culpabilidad…), lo ideal y algunas veces difícil, lo sé, es cerrar con suavidad, con amabilidad, sin un hasta luego (el eterno por si acaso) simplemente con un adiós, y si no es algo doloroso con un fue bonito mientras que duró, y preparada con un hola a la esperanza, a lo
(Actualizada del 8_10_2015) Esta estación que empieza lanzándole un melancólico adiós a los largos días del verano, telonera del sombrío invierno que aguarda su turno agazapado en las últimas y escasas hojas del árbol. ¿Sabéis que en el interior de cada una de esas hojas caídas bulle una actividad frenética? La clorofila y otros equipos moleculares necesarios para la fotosíntesis son cuidadosamente desguazados, mientras los nutrientes que contiene se envían al tejido del árbol que los necesitara para florecer en la próxima primavera. Hagamos como ellos, una estación para reconstruirnos, aliviarnos de lo caduco y podrido para salir fortalecidos. Dicen que aumenta la melatonina que nos lleva al sueño, al desánimo y al hambre. Disminuye la serotonina abocándonos a la tristeza. Pero esto son solo rumores, quizás nos gusta dramatizar. Un poco de melancolía, de sensibilidad a flor de piel tampoco puede ser perjudicial, al contrario, el otoño está para eso, para poner
Final de enero , con dudas pero dispuesta a desnudar mi alma hilvanando palabras, madrugando, el aroma a café, el beso de buenos días, la radio me acompaña…dispuesta a salir al mundo pisando fuerte, una ilusión infinita por las cosas cotidianas. El corazón sigue latiendo, no quiere perderse el goce del momento, dispuesta a cuidar la sonrisa de los que me acompañan, instantes de emoción… ¡no sacrifiquen los momentos! Subiendo al tren, sin prisa por conocer el destino, disfrutando del paisaje y fraguando historias, apoyando la cabeza en la amplia ventana, la imaginación se libera, anhelos, fantasías, encuentros, esperanzas, despedidas a los que bajan, sonrisas a los que se incorporan. Como en una montaña rusa, en las subidas note correr la sangre por mis venas y mis ojos se llenaron de toda la luz de los amaneceres, y al respirar inhale un trozo del paraíso. En las bajadas, de mis ojos se deslizaban lágrimas del azul de todos los mares, y al posar los pies en la
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