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Mostrando entradas de febrero, 2019

FUGAZ

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¿Qué nos ha pasado? Creo que la primavera tardó en llegar con su danza del deseo. Demasiado tiempo instalados en el frío, en el silencio. ¿Qué tenía? No sé. ¿Qué promesas te hizo? Ninguna. Despierto en este amanecer solitario, sola salgo al exterior y te veo deambular por el jardín, nuestras miradas están a punto de cruzarse cuando te diluyes con los primeros rayos de sol. Damos un largo paseo tu ausencia y yo, trato de despistarla, perderla por estos caminos. Poco a poco vuelven esas pequeñas cosas con las que te chantajea la vida para que a pesar de todo la sigas amando, las cálidas mañana   que te devuelven los desayunos   bajo la higuera, una risa que sacará   a pasear la mía. A pesar de los dardos envenenados he sido impertinentemente feliz, he bailado bajo la lluvia, he dormido bajo las estrellas y cada amanecer me susurra que lo hermoso está aún por llegar. Creemos o queremos creer que tiene, tiene y debe, haber algo grande después de la

REMOLINOS DE CONFUSIÓN

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El pelo revuelto, enredado, engrescado, los ojos rebosantes de pena, en la boca un cigarrillo apagado a juego con el corazón, un conjunto de   belleza endurecida con el tiempo. En la mochila un final, un inicio. ¿Por qué estrellas saltarás? ¿Me oyes? ¿Recuerdas el aroma a café en mi piel? Quisiera morir de pena, pero no soy de esas. ¿Volverán mis amaneceres soleados de tibias caricias? ¿Me traerá la primavera un ramillete de esperanzas? ¿Al alba me asombraré ante un nuevo día? No tenía una cuerda al cuello, ni barrotes en las ventanas y solo quería huir. Adiós, me voy. Ya te fuiste, gritaste. Aquella tarde mis dedos se abrieron, un descuido, inútil, trágico, y tus dedos se desenlazaron arrastrándote en su vuelo, te vi volar, volar hacia la inmensidad de los recuerdos, caí como hojas de árbol en otoño mecida por remolinos de confusión. Atrás queda aquel atardecer, tras dejar el equipaje, sentados en el porche saboreando una copa de calvario, aspirando el aroma de azaha

MENOS ES MÁS

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No pido mucho poder hablar sin cambiar la voz caminar sin muletas hacer el amor sin que haya que pedir permiso escribir en un papel sin rayas ... Cuando vi esta foto, me llamo la atención porque automáticamente mi imaginación se disparó, mi mente me proyecto una sucesión de momentos cotidianos, como si de una película tonta americana se tratase, pero llenos de vida. Desayunos en la terraza y noches de primavera con miradas de complicidad, de las que son testigo las estrellas y un par de cervezas, conversaciones que van desde ¿Qué tal tu día? hasta “puto trabajo” pero colmadas de proyectos e ilusiones por realizar,   juntos, siempre apoyándonos; con sonrisas y alguna lagrima; abrazos por lo mucho que hay que celebrar y aquellos de consuelo por la dificultad de… ¡quién sabe! igual porque no llegamos a fin de mes. Besos y abrazos atropellados y dulces, al hacer el amor en esa hora de la siesta o en la madrugada que nos sorprendió. Días llenos de músi