FUGAZ
¿Qué nos ha pasado?
Creo que la primavera
tardó en llegar con su danza del deseo. Demasiado tiempo instalados en el frío,
en el silencio.
¿Qué tenía?
No sé.
¿Qué promesas te hizo?
Ninguna.
Despierto en este amanecer
solitario, sola salgo al exterior y te veo deambular por el jardín, nuestras
miradas están a punto de cruzarse cuando te diluyes con los primeros rayos de
sol.
Damos un largo paseo tu
ausencia y yo, trato de despistarla, perderla por estos caminos.
Poco a poco vuelven esas
pequeñas cosas con las que te chantajea la vida para que a pesar de todo la
sigas amando, las cálidas mañana que te
devuelven los desayunos bajo la higuera,
una risa que sacará a pasear la mía.
A pesar de los dardos
envenenados he sido impertinentemente feliz, he bailado bajo la lluvia, he
dormido bajo las estrellas y cada amanecer me susurra que lo hermoso está aún
por llegar.
Creemos o queremos creer
que tiene, tiene y debe, haber algo grande después de la muerte, no, lo
importante no está después, esta antes. Esta vida pequeña y rápida pero
luminosa, como una estrella fugaz, pasa rápido, brillando, apenas unos segundos
para apreciarla, para fascinarnos, para quedarnos con ganas de más. Sucede todo
tan deprisa que no nos da tiempo a probar lo bastante, a saborear hasta
saciarnos, esa es su debilidad y su fortaleza.
La noche despliega su
amplio manto pespunteado de brillantes estrellas, trazando con su silencio
sueños, sueños que alejan las penas, sueños que inundan mi habitación y empapan
mi almohada, yo flotando en ellos.
Despertaré en otro
amanecer, intentare dar esquinazo a tu ausencia, un trago de ardiente café,
suena Verdi, que en este paraíso nos encuentre el nuevo día…
Godiamo, la tazza e il cantico
La notte abbella e il riso;
In questo paradiso ne sopra il nuovo dì.
(La Traviata. Verdi)
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