Estaba haciendo limpieza en todo mi material de trabajo, tantos apuntes, esquemas, ejercicios, exámenes, tanto acumulado de tantos años, muchos ya no los utilizo, están obsoletos y cuando los voy a eliminar, ese mensaje ¿está seguro que desea eliminar el archivo? Y entonces, la duda, ¡tanto trabajo¡ a pesar de que se que es inservible y si alguna vez vuelvo al tema tendré que reestructurarlo entero para que sea eficiente… Y eso me hizo pensar que e n la vida es igual, llega el momento de cerrar puertas, sobre todo (o quizás debería decir únicamente) cuando hay etapas que no te dejan avanzar, te inmovilizan, te estancan, pero no se trata de dar un portazo (léase portazo como sinónimo de ira, rencor, culpabilidad…), lo ideal y algunas veces difícil, lo sé, es cerrar con suavidad, con amabilidad, sin un hasta luego (el eterno por si acaso) simplemente con un adiós, y si no es algo doloroso con un fue bonito mientras que duró, y preparada con un hola a la esperanza, a lo ...
En la vida no todo es para siempre, todo tiene un objetivo temporal, se cumple, a veces no, y llegan los inevitables cambios ¡tan temidos! ¿Por la inseguridad que nos provocan al principio? ¿Por la comodidad de aferrarnos ya no a un pasado, sino a un presente que si está bien, para que lo quieres cambiar? Ya lo dice el refrán, “no dejes camino viejo por sendero nuevo” ¿es así…? Pero ¿y si el nuevo sendero te deja con la boca abierta al mostrarte la belleza de un paisaje, por el que mereció la pena andar y todas las rozaduras que te haya podido causar tanto esfuerzo al caminar? Igual es porque aún tenemos en mente esa decisión que un día tomamos y ahora fácilmente nos parece un error que marcó para siempre nuestras vidas, y no porque no la reflesionáramos, la pensamos mucho, pusimos en marcha todas nuestras neuronas, con pasos firmes que nos conducirían hacia ese destino luminoso, estable...o igual tomamos la decisión guiados por un impulso, ese arrebato repentino, u...
"Ya ves, a veces me canso de mí y de no tener el valor para buscarte y cometer todo delito que este amor exija. ¡Quieta ahí, tus labios o la vida¡ (Ismael Serrano) Ese Manuel es un buen tipo, decía la gente, y lo era. Era un hombre alto y fuerte, siempre lo bastante activo como para que su cintura aún no se hubiera puesto rolliza, de pelo entrecano, manos fuertes y rostro afable. Le gustaba su trabajo, la cafetería funcionaba bien y a él le gustaba el contacto con la gente que pasaba por allí, café y tostadas para los que iban de camino al trabajo, cervezas y tapas para los que hacían un alto en su quehacer diario, charlaba y bromeaba con ellos, sin cansarse nunca de los mismos rostros que le frecuentaban día a día. Aunque no era la vida que había planeado años atrás, el sueño de una exitosa carrera empresarial, la oportunidad de ir a la universidad que se quedó en una opción, pero las cosas a veces ocurren de un modo distinto a lo que esperas. No se casó y no p...
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