DESFIBRILANDO LA CONCIENCIA
En ocasiones las cuentas no salen,
auditamos el tiempo y nos muestra las oportunidades desperdiciadas, todo lo que
dejamos en el camino a cambio de fatuas promesas, entonces se hace un gran
vacío bajo tus pies, abajo el abismo, por el que va trepando sin misericordia
el miedo, miedo a lo que vendrá después, el pánico te rodea; arriba el
infinito, casi no puedes respirar, el origen y el fin.
No quieres ver si todo a explotado de
forma natural, o a conciencia has puesto tú la dinamita a aquellas pequeñas
grandes cosas que fuiste construyendo y levantando poco a poco, esas que tanto
te importaban y no recuerdas en que momento dejaron de ser suficientes.
Tampoco recuerdas si eras feliz, cuál
fue el motivo que te provoco el aburrimiento de tenerlo todo, te asusta pensar
que la vida a esta edad sigue por un camino recto, que todos los planes que
hiciste han finalizado, la meta se ha conseguido, si ya no habrá nada por lo
que pelear…
Una palabra, una mirada, una sonrisa,
un no sé qué interior… actúan de desfibrilador, y nos salvan, liberando en segundos el peso
que durante demasiadas horas ha soportado el alma, implantando en su lugar una
placentera sensación de alivio y plenitud.
Y en ese preciso instante tienes la
sensación de que has vuelto a nacer.
Pero no lo dudes, en ocasiones, tu o
yo estaremos perdidos…abajo el abismo, arriba el infinito.
“...Para nacer he nacido, para encerrar el paso de cuanto se aproxima, de cuanto a mi pecho golpea como un nuevo corazón tembloroso.” (PABLO NERUDA)
El que espera desespera, la respuesta a todo, en su justo momento, ni antes ni después. Infinito y abismo son muletas adaptables según la deriva de nuestra ceguera causada por el sol de lo inconmensurable.
ResponderEliminar