NO HAY EDAD PARA COMPARTIR PALOMITAS.
"Ya ves, a veces me canso de mí y de no tener el valor para buscarte y cometer todo delito que este amor exija. ¡Quieta ahí, tus labios o la vida¡
(Ismael Serrano)
Ese Manuel es un buen tipo, decía la gente, y lo era. Era un hombre alto y fuerte, siempre lo bastante activo como para que su cintura aún no se hubiera puesto rolliza, de pelo entrecano, manos fuertes y rostro afable. Le gustaba su trabajo, la cafetería funcionaba bien y a él le gustaba el contacto con la gente que pasaba por allí, café y tostadas para los que iban de camino al trabajo, cervezas y tapas para los que hacían un alto en su quehacer diario, charlaba y bromeaba con ellos, sin cansarse nunca de los mismos rostros que le frecuentaban día a día.
Aunque no era la vida que había planeado años atrás, el sueño de una exitosa carrera empresarial, la oportunidad de ir a la universidad que se quedó en una opción, pero las cosas a veces ocurren de un modo distinto a lo que esperas. No se casó y no por miedo a comprometerse, siempre quiso una compañera e hijos, sería un buen padre, le decían sus sobrinos. Le presentaron hijas, amigas, primas...y muchas le gustaron e incluso las había deseado, pero Manuel solo podría comprometerse si se enamoraba completa y verdaderamente.
En aquellos momentos, detrás de la barra, saboreaba la tranquilidad, con el café recién hecho preparado, como llevaba haciendo todas las tardes durante los últimos tres años, tres años atrás en los que ella entro en la cafetería, con sus ojos brillantes, sus manos suaves, sus vestidos bohemios que a pesar de rondar los sesentaytantos le conferían, por increíble que pareciera esa singular elegancia, y ese olor a cítricos, con una sonrisa le pidió un café solo largo, sin azúcar... y Manuel quedó atónito, abrumado, fue un amor a primera vista. El problema era que Manuel no decía nada, durante esos tres años nunca dijo nada, hablaban un rato de los hijos de ella, de su trabajo en la galería... solo de vez en cuando le sugería que deberían ir algún día al cine o a comer, Lola se reía, entraba un nuevo cliente y el momento se desvanecía, por lo que la verdadera cita nunca llegaba.
Hasta que un día, sin saber el cómo ni de dónde saco el valor, la invitó a cenar, a ella le faltó el aire, la cafetería de pronto parecía estar vacía, ¡no puedo! tengo trabajo, las clases de pintura...Y se marchó atropelladamente, para que él no viera su mezcla de entusiasmo y miedo, ni notara las miles de mariposas que le revoloteaban por el estomago.
Entró ruborizada en la galería, por lo que Andrea bromeo con ella.
- Andrea, ¡una cita! Me ha pedido una cita, no sé como se le habrá ocurrido.
- Oh ¡Dios mío!, Lola ¡una cita! eso es fantástico, Manuel es un hombre maravilloso.
- ¿Y si las cosas no salen bien?¿Dónde tomaré café por las tardes?
Ella que añoraba aún al marido que murió, al que no regresaría nunca y al mismo tiempo anhelaba e incluso deseaba con remordimientos a ese hombre que sí estaba allí.Transcurrían los dias, las tardes, las noches... esa noche, mientras pintaba, fascinada por el resultado de su obra, se sentía poderosa, inteligente, sexual...y ¡sí!, si Manuel vuelve a invitarme a cenar le diré que sí.
Cinco años hacía que se conocían ¡cinco años! Una tarde al salir de la galería, Lola se dirigió con paso firme a la cafetería, Manuel no la esperaba a esas horas, apenas se abrió la puerta el aire se impregnó de olor a cítricos ¡Y lo supo! Compartieron palomitas y cine como dos adolescentes, el preocupado por rodearla con su brazo...calma, los años te enseñan a tener calma, ella mirándole de reojo..
Compartieron paseo, ella de la forma mas natural le tomo de la mano, sus dedos se entrelazaron, y fue como llegar a casa, era tan agradable ir así, paseando con aquel hombre, que la miraba como a una mujer y no como a una frágil anciana.
Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y
no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será.
(Miguel de Unamuno)
Encantador.
ResponderEliminarTe sonrío con el Alma.
Graciassss.
EliminarUn fuerte abrazo.
Gracias es muy bello, has colmado de colores y ternura esta mañana. MG_
ResponderEliminarGracias, terminar el dia y ver estos comentarios tambien me alegra. Un abrazo.
EliminarQué historia tan maravillosa!!
ResponderEliminarGracias Pilar.
EliminarUn beso.
Me perdí entre tus letras para no querer regresar. Preciosa historia...........
ResponderEliminarQue bonito... Gracias.
EliminarUn beso.
Linda historia, espero tener una oportunidad de ser protagonista.
ResponderEliminarYo también lo espero... todo puede suceder¡
EliminarUn beso.
Que bonita historia, que bien llevada. Me encanta ese olor a cítricos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Gracias. A mi también, de hecho mi perfume es de cítricos¡
EliminarUn abrazo.
Que agradable leer relatos así. Tan humanos "Compartieron palomitas y cine como dos adolescentes, el preocupado por rodearla con su brazo...calma, los años te enseñan a tener calma, ella mirándole de reojo" Gracias por compartirlo ..
ResponderEliminarGracias a ti, por leerme, por el comentario... Gracias¡
EliminarUn abrazo.
Hermoso relato. Real o no , ¡eso no importa! Pero bien hilvanado con el hilo del silencio.
ResponderEliminarDe las horas de ensoñación.. ¡Felicitaciones!
Muchas gracias Rafael¡ Como tu dices, real o no... pero cuantos amores se pierden en el silencio.
EliminarUn abrazo¡
Mi estimada Ana, cómo hemos vivido esas mariposas, esos momentos. Me ha gustado mucho porque lo has impregnado de la sencillez, le has dado el tiempo de la edad, .... un abrazo
ResponderEliminarEsas maravillosas mariposas... que no perdamos la capacidad de sentir, en eso seamos siempre jóvenes. Un Abrazo enorme Joseme. Gracias por estar ahí.
EliminarUn relato muy tierno que a cierta edad puede ser maravilloso. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Maria del Carmen, el amor no tiene edad. Un abrazo.
EliminarNo existe nada como esa mezcla de emociones positivas... a cualquier edad
ResponderEliminarLas mariposas a cualquier edad¡ Que nos gusta estar enamorados¡
EliminarUn abrazo.
Precioso, lleno de amor.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un besillo.
Gracias María.
EliminarBesos¡
Hermoso relato.
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