“NI TE IMAGINAS LO QUE TE ESTAS PERDIENDO”
Tumbado en la cama, reflexionando, él, “el rey de las huidas”,
él, al que la vida le sonreía, que era como la había planeado…ahora no estaba
seguro, cuantas veces había oído decir a tanta gente “la vida no es como
esperaba”… ¿y si lo mejor era lo que no había planeado?
Su vida era excitante, fiestas, club, mujeres atractivas, salió
con muchas, muchas de ellas esperaban una proposición formal que él nunca tuvo intención
de hacer, su carrera en alza, cada vez mas… ¡mas! ¡Oh, que palabra! … mas…una
palabra engañosa, la devoradora de vidas, pero si, más éxito, su música, sus
composiciones triunfaban, no solo en Paris, en el resto de Europa, en América…
Y en su cartera esa fotografía de Andrea con su hija de la
mano camino de la playa, no veía sus caras, y aun así podía escuchar sus risas,
ver el brillo de sus miradas, esa fotografía que le envió una tal Lola, solo ponía
en el reverso: “ni te imaginas lo que te estás perdiendo” ¡maldita anciana!
Cuando Andrea estaba embarazada pensó en buscarla, pero lo
dejo pasar, no era lo que había planeado, era más fácil ir de cama en cama,
forjando éxitos.
Aprendió, con el tiempo aprendió que una mujer hermosa puede
resultar aburrida, que ninguna suscitaba tanto interés en él como aquella
muchacha bohemia y algo estrafalaria del sur de España, con ella fue feliz,
fueron felices. Asúmelo, se decía, no se puede volver al pasado, no se puede
remediar lo irremediable, no se puede salvar lo insalvable (y yo te digo, por
si me escuchas Daniel, ¿lo has intentado?)
Durmió mal y poco, antes del amanecer estaba al volante,
conduciendo hacia lo insalvable, sin saberlo allí estaba, al otro lado de la
calle -sonrió…”al otro lado, siempre al
otro lado”- enfrente de la cafetería de Manuel, un buen tipo con el que charlo
un rato mientras le preparaba un café para llevar, cruzó, sentado en el coche
espero una hora, dos horas… empezó a ver niños que iban a la escuela, era
septiembre, el mes de los nuevos comienzos, nuevas aulas, nuevos amigos, nuevos
colores, nuevos proyectos…
Y las vio, esa niña increíble con la piel de un sutil tono
dorado tatuado por un verano que no se quería marchar, con un vestido blanco y
un gracioso sombrero, una miniatura de la mujer que la acompañaba, una mujer
dueña de una serena belleza, de unos pasos firmes y una sonrisa que se
iluminaba al mirar gesticular a su pequeña, como si le estuviese contando la mas hermosa historia.
Se sintió mal, arrepentimiento, miedo, emoción, arrancó, se
marcho conteniendo las lágrimas, él, el rey de las huidas, porque a veces es
mejor huir que quedarse (y yo te digo, por si me escuchas Daniel, a veces, solo
a veces)
¿Cómo he podido mantenerme alejado tanto tiempo? Y esa frase
rebotándole en su cabeza y encogiéndole el corazón, “ni te imaginas lo que te estás
perdiendo"
"Las mañanas de domingo cuando, atontados pero felices por ese día de asueto que empieza, nos ponemos un viejo jersey cómodo y bajamos a preparar el café (...) Uno se siente deliciosamente medio dormido todavía, disfruta aún unos instantes, en silencio (...) se frota los ojos con aprecio por sí mismo y, cuando ya se eleva el olor palpable del café caliente, se sienta al fin ante su tazón humeante, (...) y, entornando los parpados, reconoce en silencio el sabor agridulce de la felicidad" (Muriel Barbery)
"Las mañanas de domingo cuando, atontados pero felices por ese día de asueto que empieza, nos ponemos un viejo jersey cómodo y bajamos a preparar el café (...) Uno se siente deliciosamente medio dormido todavía, disfruta aún unos instantes, en silencio (...) se frota los ojos con aprecio por sí mismo y, cuando ya se eleva el olor palpable del café caliente, se sienta al fin ante su tazón humeante, (...) y, entornando los parpados, reconoce en silencio el sabor agridulce de la felicidad" (Muriel Barbery)
Introducción: ¿Os acordáis de Andrea? Aquella niña que le
apasionaba pintar http://hilvanandomomentos.blogspot.com.es/2015/05/no-dejes-nunca-de-pintar.html
La misma que la pasión la arrollo http://hilvanandomomentos.blogspot.com.es/2015/10/un-juego-de-casitas.html
La que de alguna manera unió a Lola y Manuel con un cine y
unas palomitas
http://hilvanandomomentos.blogspot.com.es/2015/10/no-hay-edad-para-compartir-palomitas.html
http://hilvanandomomentos.blogspot.com.es/2015/10/no-hay-edad-para-compartir-palomitas.html
Que triste,.... pero real, la huída a veces pensamos que es lo mejor, sin serlo. Afrontar como adultos, probar tal vez... Besitos Ana
ResponderEliminarYa ves... La vida a veces no es como la planeas y te devuelve sonrisas, y otras es como la planeas y te regala lagrimas... así es el mundo, un día esta pavimentado con cristales rotos y otros con flores de azahar.
EliminarBueno, igual a Daniel le damos otra oportunidad... ;)
Un abrazo.
Una historia conocidano por eso menos dolorosa y muy bien relatada.
ResponderEliminarUn gusto leerte :)
Gracias Gabriela, un placer que me leas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una historia muy frecuente entre esos adonis que se se creen el ombligo del mundo. Un abrazo
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