¿Y AHORA QUÉ?
He bajado a desayunar, después de intentar desechar
hacer una llamada, y me he encontrado con tu ausencia escuchando las noticias
de Radio Nacional.
¿Y ahora qué?
Abro el frigorífico y junto a la mermelada encuentro los
sentimientos congelados, saco dos tazas, ya ves, la costumbre, en una vierto el
café y en otra la rabia sofocada, intento bajar el volumen de la radio y
desisto, parece que estoy de más en mi propia casa que te echa de menos.
Salgo al jardín al encuentro de esta cálida mañana de
verano. “sonríe y serás feliz” el día se tensa y me escupe a la cara ¡pamplinas!
No fui capaz de ver que tus ojos se apagaron el día que su
brillo quedo secuestrado por mis pupilas.
A veces no es suficiente con querer, hay que querer bien… y no supimos. Seguramente no nos alegraremos
de vernos felices en otros brazos, a pesar de los buenos deseos, encontraras a
alguien ya verás…me decías, te decía…
Te dejo marchar, me dejas ir…para no robarle más sonrisas al
tiempo, no me molestaras, no me inmiscuiré en tu vida pero… ¡acuérdate de lo
mejor! De todas nuestras primeras veces, de las películas que vimos, las
canciones que bailamos y todos los cafés sin prisas cuando las caderas se recuperaban
del ritmo.
No puedo borrar lo malo, lo hostil, pero deja que coexista
con todo lo bueno, con todo en lo que éramos los mejores.
¿Y ahora qué?
¡No pretendas
ahora que ria! ¡Tú no sabes en qué hondos recuerdos estoy abstraída! (Juana de
Ibarbourou)
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