DESCOLORIDO CHAL

¿De qué va “la vida”?

Pues de amor.

Albert Espinosa

Anoche me desperté con la placidez de un sueño, parece que no solo las pesadillas nos desvelan, demasiado pronto, aun de noche. Me levanté, me envolví en un antiguo chal algo raido por el tiempo, sus vivos colores se habían apagado, como si cada momento le hubiese arrebatado un poco de brillo, de puntillas fui a la cocina, puse al fuego la vieja cafetera. La casa seguía impregnada de todos los olores y sabores de la noche anterior, las especias que condimentaron el cuscús, la canela de los nachos, la hierbabuena del té, todos difuminándose al calor de los troncos que en la chimenea seguían desprendiendo destellos rojos.

Me senté en el jardín contemplando el cielo que dejaba paso a una luz azul con vetas naranjas. Un sorbo al café, iba a levantarme para coger del armario una de las cuatro cajas de cartón decoradas con momentos fondeados en el tiempo, cartas, fotos, cartillas de escolaridad, pendientes desparejados, billetes de avión, un panecillo redondo de un restaurante de marruecos, pinzas de cordón umbilical, invitaciones, objetos inútiles que encierran recuerdos que se resisten a despeñarse hacia el olvido. Iba por la que está repleta de fotografías y el amanecer te desplego delante de mí, no necesito retratos, solo tengo que cerrar los ojos un instante y abrir el corazón para verte delante de mi luciendo tu media sonrisa llena de satisfacción que me recuerda que no hay lugar para la tristeza, aspiro tu olor ciñéndome el chal del que se desprende un nuevo brillo, te oigo susurrarme ¿bailas? me ofreces la palma de tu mano en la que poso la mía, la otra en mi cintura, si el mundo se para seguiremos girando, por unos momentos te siento vivo, disfrutando de los pequeños placeres.

Abro los ojos, la música sigue sonando bajando poco a poco su intensidad.

Aquí estoy como un barquito cargado de proyectos en medio de un mar de incertidumbre, proyectos que seguirán una dirección, otros se desviaran hacia otra ruta, otros simplemente se irán a la deriva, cargados de sueños que continuaran en el tiempo, otros quedaran con nudo pero sin desenlace.