ACUMULANDO AÑOS DE JUVENTUD



Prolonga el vuelo, no te estanques, porque a la tercera no fue la vencida, sobreviviste a la cuarta y la quinta está por llegar. Prolonga el vuelo, despacio, atrás quedaron las prisas, no te preocupes de como aterrizaras. 




La edad solo son números relativos que se reflejan en un documento en el que casi nadie nos reconocemos,  pero el tiempo año tras año va dejando sus huellas en nuestro cuerpo, con unos es más cuidadoso, los trata con más mimo,  como recompensa a sus esfuerzos ¿esfuerzos? No, a su forma de vida, su estilo por vivir, y no porque prime la cultura al físico sino porque estamos convencidos de que cuerpo sano mente sana. 

¿Envejecemos el día en el que nuestra cabeza no tolere muevas ideas?
¿Ese en el que nuestra mente se niegue a aprender?
¿Ese en el que nuestro espíritu se acomode a esas cifras relativas del documento  cuya imagen no nos identifica?
¿Ese en el que dejamos de entender a las siguientes generaciones porque cualquier momento pasado fue mejor?

¿O simplemente será  cuando la vida deje de ser explorable porque no hay nuevos mundos que descubrir, y si los hay las fronteras están cerradas?

Ese en el  que se paraliza el corazón, aunque sientes sus latidos, uno, dos…sientes la falta de energía, tres, cuatro…te sumes en la rutina, cinco, seis…quedas a la deriva, no recuerdas que para vivir debe volver a latir con fuerza, uno dos…sonríes con soltura, tres cuatro…ahuyentas  los lamentos, cinco, seis…de tanto ir y venir por la vida te sientes a gusto en todas partes con este cuerpo, tocado pero no hundido, con recuerdos que solo son medibles en emociones. 

Cumplir años ya no es tan divertido como cuando eras niña, la ilusión del regalo y bocados de tarta, los regalos cambian, la tarta con moderación, pierdes cosas por el camino pero encuentras otras, ni mejores ni peores, distintas, porque la vida sigue sin prometernos nada, sin garantizarnos nada, pero regalándonos oportunidades.




¿Qué cuántos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
José Saramago

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