OTRA SANTA SEMANA




He tenido un sueño, viajaba en un tren, un tren lento, un tren silencioso, un tren vacío, estaciones vacías, vagones vacíos, nadie subía y nadie había para bajar, sigue su rumbo, me acomodo en el asiento, apoyo la cabeza en la ventanilla y un sueño cargado de esperanzas y encuentros se apodera de mí.

Despierto agotada y exhausta con una extraña sensación de alegría, el tren ha cambiado su rumbo y entra a raudales por mis venas la luz del amanecer, alejando tinieblas y soledades, las lágrimas son un eco lejano que da paso a las risas, no hay derrota ni sensación de triunfo.

Miro a mi derecha y a una prudencial distancia hay una anciana que me ofrece una sonrisa, una sonrisa enormemente reconfortarle, una estación en la que suben varias personas siempre con esa prudencial distancia que solo es atravesada por el cruce de sonrisas, poco a poco el tren se va llenando de anhelos y sueños, de palabras que se convierten en música.

Llego a mi destino, respiro un aire extrañamente limpio y puro ¿Cuándo  y en qué momento desapareció la contaminación? ¿Cuándo y en qué momento abandonamos la vida que habíamos planeado?

Nuestra memoria guardara ese cuando y ese momento en el que pusimos la vida en pausa, le damos al play los planes no serán los mismos, ya no somos los mismos, la sociedad ha cambiado ¡y mucho! hemos aprendido lo vulnerables que somos, hemos aprendido a valorar lo inapreciable, porque por suerte hemos aprendido lo que por desgracia, las desgracias nos enseñan, nuevas oportunidades nos esperan.

Bajo del tren, el sol me da la bienvenida  y kilómetros de playa me invitan a vagabundear unos días.

Jueves1 de Abril de 2021



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