ADAPTADA Y ADOPTADA

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La vida es una continua sucesión de decisiones, de algunas  no somos conscientes, son mecánicas, instantáneas, con poca meditación y nula ansiedad, que vamos a cocinar, como nos vestimos…, otras son más importantes, las meditamos, sopesamos, dudamos; otras muy importantes y decisivas porque pueden cambiar nuestro rumbo y en ellas no solo actúa el juicio, intervienen las emociones para ponerlo más difícil, para bloquearnos por miedo a equivocarnos, por miedo a lo desconocido, por no querer renunciar a nada (pero hay que elegir),por el inoportuno ¿me arrepentiré?

No hay una opción buena y otra mala, a veces  todas serán buenas y tendremos que visualizar con cual o en que camino nos sentiremos mas cómodos. No visualizar los inconvenientes (que los habrá) y cuando surjan tener las herramientas adecuadas preparadas para solucionarlos.

Yo tome una decisión, y cada día que pasa me refuerza la seguridad de que fue la acertada, cómoda y feliz recorriendo este camino, un camino de increíbles playas, soleado la mayor parte del año con temperaturas suaves (en invierno pocos días hemos estado a menos de 10º y en verano a más de 30º)

Con personas amables, dicharacheras (sales a comprar pan y vuelves con tres amigos), y con carácter ¡hasta las retintas lo tienen! creo que lo imprime las raíces flamencas y no hablo solo de los lugareños, en este que ahora es mi pueblo la mayoría somos adoptados por lo que lo hace un “rincón muy libre”

Hay un viento malo que nos castiga, pero pienso que nos protege de la masificación, luego viene su hermano gemelo el bueno para consolarnos y alegrarnos.

Se vive con poco, (pobre y mucho paro ¡ja! Perdonadme gaditanos, pero movéis mucho efectivo) economizan hasta en el lenguaje: “yomeviaiya” (yo me voy ya); “mezuaercaraho” (me da lo mismo una cosa que otra); “carajote” (tonto por naturaleza) Pero derrochan tiempo en ver atardeceres, ¡cuántas tardes escucho, apúrate que te pierdes la puesta de sol!

Su estilo de vida es… ¡relajado!

Aquí no importa quién eres, ni de dónde vienes, ni porque aterrizaste aquí, ni adónde vas, ni como vistes, (el “vestir mal” nos sienta bien) basta con que seas “buena gente”

¡Ay si La Pepa hubiera sobrevivido!

Llevo casi ocho meses, el primero no lo cuento porque anduve perdida dando tumbos buscando nido, a fecha de hoy parece que llevo toda una vida, que le voy hacer si yo… me enamoré del Atlántico.

Ha llegado la primavera y nos trae el florecer con sus aromas, ¡y la temporada empieza! Ya se vislumbra algún chiringuito abierto, después de casi seis meses sin nada tenemos un nuevo deleite, paseos y baños que puedes culminar con una buena cerveza fría, no pensaremos en agosto con sus cortes de luz por la sobrecarga, estaremos demasiados y os echaremos de menos en octubre.

¡que empiece la temporada!