CUALQUIER CUARTO DE HORA

7,30 de la mañana, preparo el desayuno, tengo que ducharme y adecentarme, dar un paseo y estar lista para la primera clase a las 9. Camino de la cocina el salón me dice “deberías recogerme”; al abrir el frigorífico me susurra “estoy vacío, acuérdate de encargar la compra”; al entrar en el baño me recuerda “deberías poner la lavadora”

Un sorbo de café, respiro y tomo el mando, no quiero repartir mi tiempo y energía en diversas tareas, no quiero pensar en lo siguiente, así que desayuno-ducha-paseo. Cierro el frigorífico, ¡chss! no voy a morir de hambre; cruzo el salón ¡chss! puedes esperar solo son unos cuantos libros y lana, solo desorden no suciedad; y la lavadora ¡pero si está lloviendo!

Si miro atrás tantas prisas, tanto desear el siguiente paso por no perder el tiempo, perdí (no siempre) lo más importante el goce del momento.

Chubasquero en mano y Greta al lado salimos dispuestas a empaparnos de la luz del amanecer e inhalar un poco de aire salado, las puertas están cerradas (unas de forma suave y otras de un portazo) y de momento no tengo ninguna pendiente de abrir, no quiero sentirme agotada ni exhausta a no ser que sea por plena satisfacción, solo caminar con paso firme, sin prisa y si es necesario con alguna pausa.

No voy a fingir que todo está bien, pero siempre he tenido la suerte a mi lado y los sinsabores nunca me ahogaron, el fondo me sirvió para tomar impulso y ascender liviana a la superficie y mis ojos volvieron a reflejar el brillo del amarillo, del naranja, del rojo del amanecer.

Ya me perdoné que yo también fui un día estúpida, sorda y ciega; tengo asumido que habrá risas y lágrimas; que caeré y me levantare con esfuerzo y heridas unas veces y otras de un salto y sacudiéndome un poco la falda.

El tiempo, los años, o la experiencia me aprovisionaron de todas las armas para luchar, a veces como dice la canción con una espada de cartón y una buena dosis de valentía.

Y a pesar de todo ¡Bendita mi suerte!

Pasad un buen día gozando de los momentos.



“La vida es simplemente un mal cuarto de hora formado con momentos exquisitos.” (Oscar Wilde)


Nota. Titulo inspirado en «El cuarto de hora de Rabelais»


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