SEPTIEMBRE, RECAPITULEMOS

 


Son las 6.30 el cielo rugiendo con fuerza me ha despertado, la ansiada lluvia regándolo todo, un café y música sentada en el porche, mi rincón favorito.

El verano va quedando atrás, el bullicio se va desvaneciendo, llevándose el tráfico, en unos días cuando salgamos a pasear los carriles se llenarán de jóvenes madres o padres con sus bicicletas y sus retoños atrás camino de la pequeña escuela.

Greta esta nerviosa, asustada por los truenos, seguramente hoy no podremos salir a pasear y no solo por la lluvia, los caminos se llenan de enormes charcos imposibles de atravesar sin que te llegue el agua a las rodillas ¡benditas botas de agua!

Este mes de inicios, nuevo curso lleno de propósitos, retos e ilusiones y ausencia de nostalgias, septiembre no eres verano ni otoño solo un mes de tránsito, ni siquiera tu nombre tiene una etimología grandiosa, no debes tu nombre al dios romano Jano, el de las puertas y los cambios, con sus dos caras: una mirando al futuro y otra al pasado. Ni procede del latín, Februa, tiempo de purificación; ni eres de Marte, Afrodita, Maya o Juno, tampoco de emperador romano. Solo eres el séptimo, un número de orden, el que ocupabas en el calendario romano. Pasaras sigilosamente como llegaste para dar paso al otoño, pero ¡ah del otoño, el otoño trae un nuevo color!



“Y así empezó septiembre, lleno de ilusiones y propósitos para los que no nacimos en un lugar erróneo, para los que sí, para los que cualquier lugar será mejor que el horror que dejan atrás, esperemos que nuestra solidaridad les devuelva la esperanza, que esa orilla donde el mar besa unas veces suave y otras apasionadamente  la tierra, sea el lugar idílico donde un niño dibuja en la arena, a veces casas, a veces barcos, otras haciendo castillos… y con el tiempo creciendo, dibujara corazones…” (23/9/2015)



“Y mi despertador volverá a sonar a las 7, y no porque quiera así estirar el día o sea de las que piense que habrá tiempo de dormir, pero siempre con la misma necesidad de -arropada por un chal de vivos colores- salir para ver de qué color está el cielo, cerúleo, lino, gris, provenzal, mirar los árboles cada vez más desnudos, una vez inspeccionado el frio de la mañana necesito tomarme un café recién hecho, poner la radio y meterme en la ducha con la esperanza de que el agua no solo limpie el cuerpo sino que se lleve todo lo negativo que pueda traer el día por el desagüe, ahora otro café con más calma, saboreando la mermelada de tomate sobre el aceite de mis tostadas, sintiendo como se deshace en mi paladar.

Vestirme con la ropa, mil veces pensada antes de acostarme, otras improvisando, y me maquillo, aun a sabiendas de que no sirve de mucho porque la alegría hace su función, otros días te maquillas con la misma conciencia de que no sirve de nada ¿Cómo se maquilla el dolor? Porque no nos engañemos la vida no es una fiesta interminable, hay días preocupados y días despreocupados.”  (21/9/2016)



“Cuando llegue el día que la parca venga a buscarme quiero que me encuentre así, ilusionada, curiosa, llena de todo lo bueno atesorado por el camino de los años, que me deje un momento ser pájaro para sobrevolar sobre mi niñez, sobre mi adolescencia, sobre mi juventud y planear con regocijo sobre mi madurez, tomar conciencia de que el camino valió unas penas y muchas alegrías.” (3/9/2019)


“Dime, ¿te apetece un cambio?

Pero la vida va pasando, a veces tomará su propio impulso, girará, dará mil vueltas, a veces enloquecida, a veces serena, nos empujará hacia el abismo o hacia el paraíso, pero vas aprendiendo y aprendo que no todo es para siempre, voy cerrando etapas, anhelando que cada una sea mejor que la anterior, aunque me ponga en un lugar diferente, aunque el camino se tuerza y haya que cambiar de rumbo y hasta el destino, se adaptarme a los cambios,  en el recorrido quiero experimentar cosas nuevas, emociones distintas, nuevas costumbres, ya no tengo miedo a tropezar y desterré de mi vocabulario la palabra fracaso.

El tiempo me enseñó a no construir muros imaginarios, que la edad es solo un numero si no le añades el valor de la experiencia, que si hay ganas los obstáculos no vencen. Si alguien me hubiese dicho hace unos años todo lo que iba a cambiar, me hubiese reído, no me lo creería, y ahora me río de veras ¡jamás pensé que los cambios, a veces importantes, otras insignificantes, me aportarían tanto!” (7/9/2021)




¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
 
José Saramago

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