NO HAY EDAD PARA COMPARTIR PALOMITAS.
"Ya ves, a veces me canso de mí y de no tener el valor para buscarte y cometer todo delito que este amor exija. ¡Quieta ahí, tus labios o la vida¡ (Ismael Serrano) Ese Manuel es un buen tipo, decía la gente, y lo era. Era un hombre alto y fuerte, siempre lo bastante activo como para que su cintura aún no se hubiera puesto rolliza, de pelo entrecano, manos fuertes y rostro afable. Le gustaba su trabajo, la cafetería funcionaba bien y a él le gustaba el contacto con la gente que pasaba por allí, café y tostadas para los que iban de camino al trabajo, cervezas y tapas para los que hacían un alto en su quehacer diario, charlaba y bromeaba con ellos, sin cansarse nunca de los mismos rostros que le frecuentaban día a día. Aunque no era la vida que había planeado años atrás, el sueño de una exitosa carrera empresarial, la oportunidad de ir a la universidad que se quedó en una opción, pero las cosas a veces ocurren de un modo distinto a lo que esperas. No se casó y no p...
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